martes, 27 de septiembre de 2016

Elon Musk y la venganza de los artrópodos

El día de hoy, Elon Musk dio una plática en la expo Guadalajara sobre qué necesitamos resolver para hacer posible la vida humana en Marte. Demasiado tarde, creo yo.

No tengo dudas de que, en algunos años, seremos capaces de establecer una colonia en el planeta rojo. Pero tampoco tengo dudas sobre el lamentable estado en que se encontrarán la Tierra y la humanidad cuando eso suceda. De continuar como hasta ahora, tendremos un mundo agonizante con avances tecnológicos muy impresionantes; pero no tanto como para permitirnos sobrevivir permanentemente fuera de aquí. Nuestra supervivencia en esta pobre Tierra penderá de un hilo, sin haber dominado antes la colonización planetaria. Creo que llegará el momento en que tengamos naves tripuladas por humanos genéticamente modificados, capaces de explorar la Galaxia, al mismo tiempo que libremos guerras a causa del agua potable. Sin duda, en una situación así, nos invadiría una frustración colectiva por la ironía de casi haber logrado sobrevivir a la extinción.

Pero la Tierra no morirá. A pesar del daño que le hemos causado, el planeta ha sobrevivido a cosas mucho peores que nosotros. Con nuestra extinción, comenzará a sanar, y la evolución les dará su oportunidad a otras especies. Los artrópodos ya tuvieron su oportunidad, al igual que los reptiles y los homínidos. Mi apuesta es por una segunda vuelta de los primeros.

Las cucarachas, con sus 300 millones de años de existencia, han demostrado ser un grupo especialmente resistente y adaptable, sobreviviendo a varias extinciones masivas. Creo que ellas son el futuro, por varias razones:


  • Tienen exoesqueleto. Es como tener armadura integrada. Imagínense la de vidas que se salvarán cuando recién tomen conciencia de sí mismas y empiecen a guerrear a causa de cuál dios cucaracha es el más chingón.
¡Muerte a los infieles!
  • Son mucho más resistentes a la radiación. Cuando llegue su turno de desarrollar tecnología atómica, podrán librar su guerra mundial nuclear tranquilamente, con muchas muertes pero sin riesgo para la especie. Algo así como nuestra primera guerra mundial.
  • Son capaces de reproducción por partenogénesis, sin necesidad de fecundación por parte de un macho. Incluso algunas especies constan de hembras únicamente. Este matriarcado las beneficiaría por doble partida, porque además de ahorrarse los problemas de género, las naciones cucaracha dejarán de resolver sus diferencias con guerras; en lugar de pelear, simplemente se dejarán de hablar unas a otras indefinidamente.
  • Vuelan. Cuando el vuelo es algo natural en una especie inteligente, el desarrollar tecnología que aumente tu capacidad de vuelo se da de manera mucho más fácil. Apuesto a que les llevará mucho menos tiempo que a nosotros desarrollar tecnología espacial, y mi imaginación vuela cuando pienso en lo que lograrán cuando tengan a su versión cucaracha de Elon Musk.


  • Pueden sobrevivir varias semanas sin cabeza. Uno sólo puede soñar con las posibilidades que tendría una especie así cuando desarrolle la capacidad de hacer trasplantes. Imagínense la cabeza de Stephen Hawking con el cuerpo de Christian Bale.

Prácticamente lo único que les falta es aumentar su proporción de masa cerebral/corporal hasta desarrollar un lenguaje. Tal vez ya lo tengan, y platiquen todo el tiempo, sólo que no podemos entenderlas por no tener antenas.


Te digo que ese Trump va a traer el holocausto nuclear que tanto
hemos esperado. Yo sé lo que te digo, Brandon.

Tal vez también les haga falta desarrollar pulgares oponibles, ésos ayudan mucho. Pan comido para unos cuantos millones de años más de evolución. Buena suerte, chicas. Y mejor suerte para la próxima, humanidad.

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