martes, 24 de febrero de 2015

Mas si osare un extraterrestre enemigo

No estoy seguro de si soy el único que sufría de niño cada que había honores a la bandera. Por más que en las clases de civismo nos dijeran que había que honrar al símbolo patrio, que nos representa como mexicanos y todo ese discurso nacionalista, para mí era una tortura el estar ahí parado, saludando a un pedazo de tela y cantando un himno nacional con un vocabulario ininteligible. Los niños tienen mucho sentido común.

Cantarles a los trapos es algo muy mexicano.
Pero a pesar de mi disgusto por los honores a la bandera, siempre me gustaron las banderas, en general. Supongo que es un gusto que va de la mano con el gusto por la geografía, con patrones de colores representando regiones específicas del planeta. Además, una bandera como símbolo de una nación, representa en cierta forma la historia y tradiciones de cada pueblo, todo lo que ha sucedido hasta ser lo que hoy son, y que haríamos mal en olvidar. Podemos darles a las banderas cualquier cantidad de significados que queramos.

Rojo como el pozole rojo, blanco como el pozole blanco, y así.
Con todo, ahora que ya desaprendí casi todo lo aprendido en mis clases de civismo y de catecismo, creo que las banderas son utilizadas para mal, inculcando una mentalidad nacionalista que le hace mucho daño al mundo. Estoy convencido que tanto el nacionalismo como la religión contribuyen a generar xenofobia que impide que la humanidad se una en una causa común. Cada quién lucha por su dios, su trapo y su pedazo de tierra.

El azul de mi bandera es más azul que el de la tuya, zoquete.
Todo esto, como es natural, me llevó a pensar en invasiones alienígenas. Uno en su sano juicio siempre termina pensando en invasiones alienígenas, o al menos eso me dicen las voces. Y es que, en la ciencia ficción de poca calidad, los extraterrestres a menudo son depredadores de planetas que vienen a la Tierra a apoderarse de nuestros recursos y/o esclavizar a la especie humana. Pero analicemos esto un poco.

Todas las especies que nos han invadido en esas historias, deben tener forzosamente un planeta de origen en el cual evolucionar, convertirse en seres racionales y desarrollar tecnología para el viaje interestelar. Por consiguiente, deben de tener también una historia previa a los viajes espaciales, y probablemente esa historia esté llena de desacuerdos, guerras y genocidios (¿xenocidios?), incluso de religiones, cuando aún no sabían cómo funcionaban las fuerzas de la naturaleza y tenían que explicárselo de alguna manera.

Los caminos de Tlabv'h Zuuik son misteriosos.
Sin embargo, estos seres nunca vienen a invadirnos en nombre de los Estados Unidos de Zoh'waj, o de la Federación de Kzovaelak del Norte, ni siquiera del todopoderoso Tlabv'h Zuuik. Vienen en nombre de toda su especie. Por tanto, en algún momento de su historia, tuvieron que superar sus diferencias y trabajar con un objetivo en común, como lo es la colonización de la inmensidad del espacio (por lo mismo, si un día llegaran alienígenas de otro mundo, lo más probable es que fueran más bien seres civilizados).


O sea, hay estrellas con diámetros de casi tantos millones de kilómetros como millones de pesos robados del erario público en un año. De esas cantidades con muchos ceros que ni siquiera te alcanzas a imaginar bien y tu mente sólo abstrae como "un chingomadral".

Es un hecho que, si nos quedamos en este planeta, tarde o temprano nos vamos a extinguir, ya sea por un evento de extinción masiva (de ésos que hay periódicamente cada treinta millones de años, y ya toca), por la destrucción sistemática de los ecosistemas que estamos llevando a cabo justo ahora o, si sobrevivimos a lo anterior por mucho tiempo, por la muerte de nuestro Sol. Pero si queremos salir de aquí y sobrevivir, tenemos que unirnos como especie. Me queda claro que, de seguir con nuestras banderitas, fronteras y dioses, olvidando las lecciones del pasado que esas mismas cosas representan, jamás vamos a lograr esa unión y salir de esta roca para esclavizar alienígenas.

Definitivamente, creo que es esto lo que me causaba incomodidad y hastío cada que había honores a la bandera. Invasiones alienígenas. Ahora que lo sé y puedo expresarlo, las voces estarán tranquilas. Espero.