miércoles, 6 de marzo de 2013

Los Adolescentes Asesinos de la Edad de Piedra

Recientemente leí algo sobre los habitantes indígenas de algunos países, que aún viven aislados de la civilización. Se hacía énfasis en cómo esa gente vive en paz, sin estrés, sin armas (más que las necesarias para cazar), sin crimen/prisiones, sin deudas, sin contaminación, sin pobreza y sin comida chatarra. Y en cómo, aún así, hay gente que los llama "primitivos".

"Con el iHunt 5, jamás nos verán venir."

Ciertamente, la civilización actual tiene innumerables cosas por las cuales podemos quejarnos. Los servicios de salud, educación, la comida y la riqueza están pésimamente distribuídas, y las corporaciones manipulan gobiernos a su antojo; el medio ambiente se está yendo al demonio, la población crece sin control, y absolutamente todo gira alrededor del dinero. Muy mal.

Por otro lado, estamos en una época sin precedentes en cuanto a avances científicos y tecnológicos. Constantemente se realizan descubrimientos sorprendentes, y prácticamente cada semana alcanzamos un nuevo punto álgido del conocimiento sobre nosotros mismos y el Universo.

Quienes viven aislados de la civilización, no sufren de sus desventajas, como el tráfico o las deudas, cierto. Pero tampoco gozan de sus ventajas. Aunque tengan su propio arte, su propio conocimiento tradicional (más que respetables, y sin duda dignos de admiración), éstos son limitados. Si le preguntamos a algún sabio "incivilizado" sobre el punto brillante y rojizo que se ve en el cielo, probablemente nos cuente una fascinante y colorida historia sobre un dios que se convirtió en esa estrella; cuando nosotros en realidad sabemos, gracias a los frutos de la civilización, que es un planeta y que es uno de los objetos más cercanos a la Tierra en un Universo de dimensiones incomprensibles, y que hasta tenemos robots en su superficie, estudiándolo.

"Según indican estos sedimentos, los marcianos murieron de egocentrismo."

Así que yo no me trago el discurso ése de que ser aborigen es lo máximo, por vivir en comunión con la Tierra y en armonía con la naturaleza. En una tribu incivilizada, difícilmente existe la especialización. Todos se ven involucrados, de alguna u otra manera, en tareas que beneficiarán a toda la comunidad. Y definitivamente, no es una vida fácil; si estás leyendo esto, probablemente no soportarías ni dos semanas con ese estilo de vida. Pero en esas sociedades, si alguien tiene un gusto o aptitud potencial para la geología, la fotografía, la sociología o la microbiología, tal vez muera sin haberlo sabido nunca. El avance significativo en el conocimiento no es posible sin la especialización.

Por si esto fuera poco, el conflicto y el estrés son parte de la naturaleza humana. Cuando uno no tiene problemas, se los inventa. El ser humano, por alguna misteriosa razón, necesita de la tragedia. Así, aunque uno viviera en el bosque, comiendo cecina de venado y bayas silvestres recostado en una hamaca (como muchos piensan que es la "vida salvaje", gracias al oso Baloo), no le faltarán preocupaciones.

"Mi mujer estar en su Luna Roja, mejor yo drogarme antes de llegar a casa."

La conciencia de sí mismo, característica por demás humana, trajo consigo al egoísmo, con lo cual la búsqueda del bien común de la especie se hizo algo antinatural, anteponiendo siempre el bien propio. Desde nuestro "despertar", exterminamos a todas las demás especies conscientes de sí mismas, y luego comenzamos a matarnos entre nosotros. Desde entonces, los avances tecnológicos han estado estrechamente relacionados con el "cómo exterminar a mis enemigos de manera más eficiente"; pero de que hemos avanzado, claro que lo hemos hecho. Tanto, que después de tantos años, por fin hemos logrado tener la capacidad de autoexterminarnos.

Sin embargo, decir que la vida de aborigen es el ideal humano equivale a decir, "mejor nos hubiéramos quedado en la edad de piedra". No estoy de acuerdo. Estoy convencido de que éste es el mejor momento para vivir. ¿Que a la humanidad le falta madurar? Definitivamente. Como especie, somos como un adolescente ignorante y malcriado que se mete en problemas serios por no medir las consecuencias de sus actos.

"Oh, no. ¿Y ahora qué hago con el cuerpo desmembrado de la abuela de mi dealer?"

Casi todas las sociedades son muy dadas a tener rituales de iniciación, de mayoría de edad, o como queramos llamarle a la edad en que (en teoría) uno debe de superar todas las niñerías y ser capaz de enfrentar problemas serios, embriagarse, follar, y enfrentar problemas serios causados por follar ebrio. El ritual de iniciación de la humanidad implicaría enfrentarse a la bestia del egoísmo inherente a la conciencia de sí mismo, para crear una conciencia colectiva y enfrentar todos juntos los problemas globales. Significaría dejar de contaminar, de matarnos unos a otros, de reproducirnos sin control, y de obstaculizar el desarrollo de fuentes limpias de energía. Básicamente, buscarnos un sistema con un eje central que no sea el dinero. Eso, o morir en el intento.

"Descuida, ese tigre no sabrá que tienes los ojos sellados con pegamento."

Quienes vivimos en la civilización y somos lo suficientemente afortunados para contar con servicios, esparcimiento y otras comodidades, en realidad estamos disfrutando del producto de miles de años de avances científicos y tecnológicos; sólo que damos todo por sentado y rara vez nos tomamos un momento para apreciarlo. Negar o despreciar los avances que hemos hecho, a causa de los problemas que causamos con ellos, es absurdo, cuando tenemos la posibilidad de enfrentar y solucionar esos problemas, y entonces seguir creciendo.

Desafortunadamente, en la sociedad que hemos construído, la felicidad no se lleva bien con un nivel desarrollado de conciencia. ¿Por qué? Pues porque la sociedad se encuentra en un estado tan lamentable, que para una persona con un mínimo de bondad y empatía hacia sus semejantes, darse cuenta de las cosas lo hace indignarse y enojarse. No por nada existe el dicho aquél de "La ignorancia es felicidad." Por eso, la mayoría prefiere hacer como que los problemas no existen y encerrarse en su burbuja de egoísmo.

Sabremos que hemos madurado como especie cuando la felicidad no esté peleada con el conocimiento, y cuando la motivación para el desarrollo científico y tecnológico no sea el exterminar o perjudicar de alguna manera a quienes piensan diferente a nosotros, sino el buscar el bienestar de todos los seres humanos. Cuando nos dejemos de estupideces y tengamos una evolución de conciencia. Mientras tanto, seremos un niño jugando con armas de fuego.


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